Nota del editor: Ahora que
se han desclasificado los documentos del FBI y la CIA con respecto a los
sospechosos de Hollywood, publicamos en primicia la presente carta, histórica para la relación tormentosa de Cuba y USA.
Camarada Norma Jeane :
Permíteme llamarte por tu
nombre de pila aunque tu alias me parece espléndido. Fíjate que hasta en eso nos parecemos, porque
en la lucha guerrillera también tenemos nombres de fachada o artísticos como los
llaman en Hollywood.
Aquella vez, de nuestro
encuentro en Bahía Cochinos supuso toda una Revolución para mí. Tú hablabas de
Freud y yo de Lenin. Tú de Béisbol, yo de Básquet . Tú de Wilder, yo de
Einsenstein. Tu Sinatra, yo Milanés. Tu
Groucho, yo Cantinflas. Tu jazz, yo bolero. Son las cosas del amor, amada Norma.
La dialéctica nos abraza, nos invade, nos bombardea.
Ya sabes lo que pienso de tu
amiguito de la Casa Blanca. Es un buen hombre pero está mal asesorado. Empezando
por la esposa: una burguesa cuya principal preocupación es que los diamantes no
suenen tanto al caminar. Quizás es por eso que el tipo busca en ti a esa
boca desenfadada, la violación del protocolo. Yo en cambio te busco por la distancia,
con una angustia de llanto, amor de mi adolescencia, virgencita de mi encanto.
Me han dolido muchas cosas
de tu comportamiento. El cumpleaños con Kennedy era innecesario. Con ese
vestido a punto de colapsar y tu cantando como si te estuviera torturando un
agente de Batista. Pero más duro me dio el informe de inteligencia de mi amigo Jruschov
: estuviste en Moscú de incógnita . No intentes dorar la píldora diciéndome que
visitabas la tumba del camarada Lenin. Con quién andabas? Ya sabes que lo sé todo
y aun así te deseo tanto mi Norma. Te siento tan lejana y tan cerca que me
bloqueas.
Si no me vuelves a visitar
en la bahía juro, ante yankees y bolcheviques,
que instalo misiles nucleares en la isla. Pasión o
muerte, venceremos.
Tu proletario barbudo
Fidel
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