No fue fácil contactarlo, a pesar de ser el artista más
buscado de Colombia. Lo pescamos en algún lugar del Cauca. Se le escondió a
Julito, a Tola y Maruja, a la CNN y a Voz Proletaria. Pero corrimos la bola de
que lo buscaban los Chichipatos. Eso le sonó al Patojo.
Nos ofreció un tamal de pipián y fuimos venciendo la
desconfianza mutua. “Yo no pinté nada
– nos dijo de entrada- a mi mano la guió
Dios”
Su nombre es Valeriano Valencia Uribe y se sintió muy
honrado cuando el Centro Democrático lo contactó para el cuadro. “Me sentí el Elegido, el Miguel Ángel del
Mesías” – dice con voz pausada. Y recuerda aquella película que lo conmovió
en el Teatro Bolívar cuando su Padre lo llevó a ver “El Tormento y El Éxtasis”.
“Si, yo soy el
Charlton Heston del Presidente Uribe, soy su soldado con caballete” , lo
afirma con orgullo y mira hacia el horizonte de las montañas caucanas. Le preguntamos
por sus apellidos a lo cual ataca de una, como si la estuviera esperando:
“Sumercé sabe que
los esclavos al ser liberados no teníamos apellidos, así que asumimos el de
nuestros amos. Yo tuve la suerte de heredar los mejores, mi descendencia se
sentirá orgullosa” – y apura un sorbete de Guanábana que nos preparó su
hija Lina.
Nos despedimos, poniéndonos en la lista para tener un
original del cuadro piadoso. Sabemos que, por los numerosos pedidos, nos
llegará en el 2018 cuando Vargas Lleras asuma la Presidencia. Pero tendremos paciencia
Valeriano, lo que se llama paciencia.
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